El 30 de Octubre de 1983 marcó el inicio del fin de la dictadura militar iniciada el 24 de marzo de 1976, uno de los períodos más sombríos de nuestra historia.
Ese día terminó el estado de sitio más largo de la historia argentina.
Ese día millones de ciudadanos concurrieron a las urnas.
Alfonsín ganó la elección con el 51,7 por ciento de los votos. Su competidor directo y favorito, el peronista Italo Luder, obtuvo el 40 por ciento.
El 30 de Octubre de 1983 quedó como una fecha imborrable en la memoria de los argentinos.
¿Cuál es tu recuerdo de esa fecha?.
De ese momento recuerdo:
- El impresionante cierre de campaña peronista en la 9 de julio (creo que no he vuelto a ver tanta gente junta en un acto). Un millón de personas.
- El clima de esperanza que se respiraba.
- Herminio quemando el cajón. Curioso, porque fue su propia cremación como político.
- Las caras de odio de mis padres el día que pasaron por la tele el "informe final" que la junta hizo sobre la subversión.
- La sensación de país ocupado. Soldados en las calles. Tener que llevar el documento a todas partes, en todo momento.
- "Con la democracia se come, se cura y se educa".
Sin duda la historia recordará a Raúl Alfonsín como el presidente que hizo posible que hoy festejemos estos 25 años de democracia.
El siguiente hecho sucedió en la batalla de Ayohúma, a poco de tocarse la retirada.
"... Esto dio lugar a que los restos de nuestros infantes, que huían en muchas direcciones, se fuesen replegando hacia el general Belgrano, que había enarbolado la bandera del ejército en la falda de unas lomas ásperas y pedregosas que no ofrecían sino senderos difíciles. Esto sucedía a distancia de cerca de media legua del campo de batalla, y para proteger la reunión tuvo orden la caballería de sostener el paso de un arroyo, cinco o seis cuadras más allá del punto en donde se hacía el cruce. Para cumplir esta orden se presentó el coronel don Cornelio Zelaya, que tomó el mando de ochenta o noventa hombres de caballería, que era todo lo que había podido reunirse.
Aunque bastante animado de un agente extraño, es digna de todo elogio la bravura que en aquella crítica circunstancia ostentó el tal coronel; parapetados como estábamos, el fuego enemigo hacía estragos entre nosotros, siendo de admirar que al coronel Zelaya, que era el único que se conservaba a caballo y que atravesaba del paso del río al corral de piedra y del corral al paso, no lo tocase una bala, como tampoco a su caballo. Entre tanto aquella inesperada resistencia había atraído la atención del enemigo, que había acumulado fuerzas capaces de dar una nueva batalla; la necesidad de abandonar aquel terrible punto se hacía urgente y, sin embargo, el coronel se obstinaba en sostenerlo.
En los actos más solemnes no falta un incidente gracioso que contrasta con la seriedad de aquel, y tal es el que vamos a referir.
Mientras el coronel Zelaya estaba animando a los del corralito, vino orden del general, o así se dijo, para que siguiésemos la retirada. Con ese motivo, el coronel Balcarce mandó montar a caballo, lo que notado por Zelaya, vino corriendo a preguntar a orden de quién se hacía aquello; como Balcarce contestase que de orden del general, repuso Zelaya: "Pues, aunque mande Dios que me retire, no le he de hacer". Herido con este apóstrofe, el pundonoroso Balcarce contestó: "Pues bien, no quiere usted retroceder, vamos a la carga", y acompañando la acción a la voz de mando, picó su caballo. Precisamente, tenía delante de sí un charco pequeño de los que formaba el arroyo que, siendo pantanoso, cuando puso las manos el caballo cayó, dando con el caballero en el agua. Un enorme pellón que usaba el señor Balcarce cayó sobre él, cubriéndolo. El respeto que todos teníamos a este digno jefe no impidió la explosión de risa que causó la aventura.
No obstante, tuvo que ceder(el coronel Zelaya) a las circunstancias, y al fin él mismo mandó la retirada. Nuestra pequeña fuerza la emprendió sin orden, sin formación, por los varios fragosos senderos que se presentaban y que cada uno elegía a su arbitrio.
...
Yo regresé a incorporarme con el coronel Zelaya, que con unos cuantos hombres venía conteniendo al enemigo; estos hombres fueron poco a poco escurriéndose y ganando la delantera, que al cabo de dos leguas de persecución no habíamos quedado con el coronel más oficiales que el capitán Arévalo y yo, y unos quince o veinte hombres de tropa; felizmente, era sólo caballería la que nos perseguía, y la enemiga era tan cobarde que la conteníamos con facilidad en aquellos escabrosos caminos y desfiladeros. Al último, fuera de algunos tiros disparados al acaso, estaba reducida la persecución a una multitud de insultos y dicterios que se decían Zelaya y el coronel enemigo, don Saturnino Castro (el que después fue fusilado por los españoles en Moraya), en que lo menos eran los dictados de porteño cobarde, disparador, y de ladrón, mulato Castro; hasta hubo un desafío personal y singular entre ambos, que no tuvo efecto porque no se les dejaba solos y porque era una majadería que no consentíamos los circunstantes; a nosotros, principalmente nos dañaba, porque entorpecía nuestra marcha.
Al fin se cansó el coronel realista Castro de perseguirnos y gritar, pero el coronel Zelaya no se cansó de hacer ostentación de su poca prisa en retirarse, a pesar de que ya nadie quedaba con él, sino yo y su asistente Humacata; no habíamos andado media legua después que nos dejó el enemigo, cuando se le antojó parar, echar pie a tierra, desenfrenar los caballos y ponerse a comer algunos fiambres que llevaba el honrado asistente, sin dejar de hacer también algunas libaciones, empinando para ello una gruesa bota que él mismo traía. Ya el sol se acercaba al ocaso cuando volvimos a marchar.
José María Paz
Memorias
Si hay una noticia que me ha afectado, es el fallecimiento del Papa.
Juan Pablo II, nació como Karol Wojtyla en Polonia.
El 16 de octubre de 1978 sucedió a Juan Pablo I en el solio pontificio. Fue el primer Papa no italiano desde 1523.
Tal vez uno de los aspectos más recordados de su pontificado son sus innumerables viajes. Para los argentinos, tal vez el viaje más recordado sea el que realizó en 1982, en pleno conflicto de Malvinas. Resultó paradójico que este viaje, que los militares pensaban aprovechar con propósitos de propaganda, marcara el canto del cisne de la dictadura. También visitó otros lugares conflictivos, como Bosnia-Herzegovina. Sin embargo nada de esto se compara con el histórico viaje que realizó a Cuba, del 21 al 25 de Enero de 1998. En sus distintas apariciones ante multitudes de fieles, habló de temas tan dispares como derechos humanos, los exiliados, la educación, o el bloqueo norteamericano a las isla, al que consideró como inaceptable. En el año 2000 realizó la peregrinación a Tierra Santa.
Sus actividades ecuménicas estuvieron orientadas a reunir a la comunidad cristiana, dividida luego de distintos cismas. En un acto sin precedentes, el 18 de Enero del año 2000 abrió la puerta de la basílica de San Pablo junto con George Carey, jefe de la Iglesia Anglicana, y el metropolitano Atanasio, jefe de la Iglesia Ortodoxa, a los que siguieron representantes de otras 22 iglesias cristianas. Esto simbolizó la reconciliación ecuménica del cristianismo.
Difundió sus ideas a través de sus muy conocidas encíclicas, promulgó un nuevo Código Canónico y en 1992 cambió el catecismo de la Iglesia Católica.
Fue un férreo opositor de la secularización, es decir que los religiosos ocupasen cargos públicos o que la Iglesia participase en la política. Prefirió redefinir las responsabilidades de laicos, sacerdotes y las órdenes religiosas. Ratificó el celibato y rechazó el ordenamiento de mujeres.
Sin duda los aspectos más controvertidos de su gestión esten en lo social, donde aplicó criterios claramente conservadores. Su férrea oposición a toda forma de control de natalidad o al aborto son sólo dos muestras.
Conciliador, controvertido, audaz, cambió la imagen que el mundo tenía del papado y fue uno de los personajes más relevantes de fines del siglo XX. Con sus aciertos y errores, tal vez de lo único que podemos acusar a este Papa es justamente su mayor virtud: de ser humano.
El 24 de Marzo se cumplió un nuevo aniversario del golpe militar de 1976, el más sangriento que tuvo lugar en la Argentina.
Existen distintas formas de recordar un hecho de esta naturaleza. Lamentablemente las distintas fuerzas sociales que querían organizar un acto no pudieron ponerse de acuerdo en cuál era la mejor forma. En consecuencia hubo tres actos.
En el acto de las Madres de Plaza de Mayo, línea fundadora, se recordó a los desaparecidos durante esa dictadura militar. En los otros actos este recordatorio se mezcló con otras demandas, como la libertad a los piqueteros arrestados, solidaridad con el gobierno venezolano, etc. Hay sectores que no comprenden que uno puede tener sus ideas, pero no pueden aprovechar esta fecha para exponerlas.
También el mismo día existieron otras voces, como si esto se tratase de un partido casados vs solteros.
Esta fecha no es para recordar quién tuvo más muertos. Es un recordatorio de lo que sucede cuando la violencia se cierne sobre un país. No existe la violencia de izquierda, ni la de derecha. Existe la violencia.
Otro 24 de marzo. Seguimos sin comprender. Y los violentos del ayer siguen ahí, con las ideas intactas, y las lecciones sin aprender.
En enero de 1945 los líderes occidentales se preparaban para la conferencia de Yalta, a celebrarse el 4 de Febrero de 1945.
A principios de 1945 la situación anglosajona no era la mejor. Mientras el Ejército Rojo avanzaba inconteniblemente sobre Europa Oriental, los aliados occidentales habían sido detenidos por la ofensiva alemana en las Ardenas.
Churchill sentía que debían sentarse a la mesa de negociaciones desde una posición de fuerza, ¿cómo darles a los soviéticos una demostración del poderío militar occidental?.
Churchill concibió la idea de lanzar una ofensiva aérea sobre las ciudades alemanas, tan terrible en sus efectos destructivos que pudiera impresionar al mismo Stalin.
En el Ministerio del Aire inglés recayó la responsabilidad de llevar esta idea a la práctica. Se planeó la operación "Thunderclap", cuyo objetivo era atacar las principales ciudades en el este de Alemania.
El 13 de febrero de 1945 despegó de Inglaterra la primera oleada del raid. Objetivo: Dresden.
En una fecha tan tardía como febrero de 1945 la mayoría de las ciudades alemanas habían sido atacadas en repetidas oportunidades. Sin embargo Dresden era un objetivo tan poco importante que no había sido atacada, ni siquiera por error.
Dresden era una ciudad famosa por su centro histórico, sus casas contruídas en madera, testigos de otra época. No tenía industrias ni blancos estratégicos de importancia. En febrero de 1945 estaba atestada de refugiados que huían de la guerra en el Este.
Cerca de las 22 horas, aproximadamente 250 bombarderos Lancaster de la Real Fuerza Aérea dejaron caer 1182 toneladas de bombas incendiarias sobre el centro histórico de Dresden. Las casas, mayormente de madera, ardieron furiosamente. Como si fuera una pesadilla bíblica, el centro se transformó en una tormenta de fuego. En el centro de este vórtice la temperatura llegaba a los mil grados centígrados; el viento provocado por este inmenso remolino de aire caliente ascendía casi a los tres mil metros, succionando árboles, autos y todo el aire a su alrededor. El fósforo de las bombas, que ardía en el agua, carbonizó a centenares de personas que buscaron refugio en las fuentes de la ciudad. Se estima que el 95% de las casas del centro fueron destruídas en esta tempestad de fuego, cual si de Gomorra se tratase.
Tres horas después, a la 1:20 del 14, las fuerzas de la civilización se hicieron presentes con 529 cuatrimotores más. Dejando de lado el ardiente centro se concentraron en la ciudad exterior, desenganchando cerca de 1400 toneladas de explosivos. Esto expandió aún más los incendios. Muchas de las personas que habían escapado del centro encontraron su destino en este ataque. También fueron alcanzadas las personas movilizadas para apagar los incendios causados por la primera oleada.
Al otro día, siguiendo la táctica "around the clock", le tocó sumarse al aquelarre a la 8va Fuerza norteamericana, que envió 311 Fortalezas Volantes, las cuales dejaron caer casi 500 toneladas de bombas sobre los escombros de lo que había sido una ciudad.
Para completar esta obra dantesca de fuego y destrucción digna de Tamerlán, se sumaron cazabombarderos Mustang de la USAAF quienes despiadadamente ametrallaron a los sobrevivientes. Sus ataques en picado sobre los vehículos y botes que escapaban de la ciudad fueron, para los sobrevivientes, un símbolo del sadismo y la brutalidad norteamericana.
Dos días después del ataque, se dió una conferencia de prensa en la cual se revelaron los resultados del ataque. En esta se anunció que los aliados habían optado por una serie de ataques terroristas a las ciudades alemanas, como una forma de bajar la moral de la población y así sellar la suerte de Hitler.
En Inglaterra los cables enviados por los corresponsales fueron censurados. Sin embargo en EEUU fueron ampliamente difundidos. Esto lanzó una ola de cuestionamientos a ambos lados del Atlántico sobre la moralidad de esta forma de ataque.
La magnitud de la destrucción fue pavorosa. Dresden ardió durante cinco días seguidos. Los daños fueron enormes. De los 19 hospitales de la ciudad, 16 fueron alcanzados. El 50% de las escuelas fueron destruídas y un 40% gravemente dañadas.
Fueron debidamente identificadas 35000 víctimas. Muchas más fueron inhumadas sin identificar. Varias semanas después, el vaho característico de los cuerpos en descomposición cubría la ciudad. Ante el riesgo de epidemia, las autoridades decidieron cremar todos los cadáveres que quedaban. Se formó una pira con 9000 cuerpos.
Aunque no se sabe con seguridad, se estima que entre 120.000 y 150.000 personas fallecieron en esta bárbara, espantosa e inhumana misión de bombardeo.
¿Acaso las ideologías se matan con bombas?
60 años después deberíamos saberlo.
En la conferencia de Yalta, celebrada antes del fin de la segunda guerra mundial, las grandes potencias acordaron el destino de Alemania. El país sería administrado conjuntamente, siendo dividido en cuatro zonas de ocupación militar. La capital sería ocupada por los cuatro vencedores y a su vez sería dividida en cuatro zonas de a controlar por los Aliados.
El 25 de abril de 1945 las fuerzas norteamericanas y rusas se encontraron en Torgau, a la vera del Elba. El fin de la guerra estaba cerca.
En la conferencia de Potsdam, Alemania, celebrada al fin de la guerra, los vencedores definieron los límites de esas zonas de control. La capital del país, Berlín, se encontraba bien dentro de la zona de influencia soviética.
Ambos bandos incumplieron con lo acordado, lo cual llevó a las potencias de Occidente, en 1948, a fundar la República Federal de Alemania. Los soviéticos adujeron que al dividirse Alemania en dos países no tenía sentido que los aliados permaneciesen en Berlín... comenzaba así la lucha por Berlín.
Las potencias Occidentales lanzaron una reforma monetaria que creó al marco como moneda. Tres días después los soviéticos reaccionaron prohibiendo todo tipo de tráfico terrestre entre Berlín y Alemania Occidental. Los norteamericanos e ingleses organizaron un sistema de transporte aéreo para abastecer a la zona occidental de la capital que se conoció como puente aéreo de Berlín, el cual se extendió hasta el levantamiento del bloqueo en mayo de 1949. La ciudad quedó dividida en dos sectores, oriental y occidental.
Se calcula que entre 1949 y la década del '50 aproximadamente 27000000 personas abandonaron Alemania Oriental, principalmente a través de Berlín occidental. Siendo así las cosas, en la noche del 13 de agosto de 1961 el ejército de Alemania Oriental estableció una serie de puestos armados alrededor de la zona occidental, mientras construían un muro de cuatro metros de altura y 47km de longitud, el cual rodeaba completamente a la zona occidental. Supuestamente destinado a impedir una invasión armada al sector oriental, en realidad su objetivo era mantener aislado al sector occidental.
El Muro fue el mejor símbolo de la guerra fría. Sucesivas ampliaciones lo llevaron a tener más de 160 km de longitud. Inspiró numerosas libretos de películas y libros, como "El espía que vino del frío" de John Le Carré.
Se estima que alrededor de 70 personas encontraron la muerte en un vano intento de atravesarlo, aunque centenares lograron cruzarlo de las más diversas formas(túneles, documentos falsos, hasta globos aerostáticos).
En 1989, agotado, cayó el régimen de Alemania Oriental. El 9 de noviembre comenzó la demolición del muro.
En la actualidad Berlín es la capital de la Alemania reunificada. Sólo quedan vestigios del Muro, para dar testimonio de una amarga época que no debió haber sido, pero fue.
A fines de 1916, la aviación de caza estaba en sus inicios. Surgían ases y se ponían a punto tácticas. Todo era nuevo.
Una de las primeras necesidades era la de ocultarse del enemigo. Ambos bandos probaban distintas formas de camuflaje, pero todo era inútil; no había forma de ocultar la silueta de un avión vista contra el cielo.
Convencido de la inutilidad de este esfuerzo uno de los mejores pilotos alemanes, el Barón Manfred von Richtofen, fue al otro extremo.
Así como los caballeros de antaño se distinguían por el color de sus plumas, hizo pintar su avión de un llamativo rojo escarlata.
Fue como un guante arrojado a sus rivales, una osadía que reforzó su fama de hombre sin miedo entre amigos y enemigos. Al Barón no solo no le interesaba ocultarse, sino que quería ser reconocido por sus rivales.
Nacía así la leyenda del Barón Rojo.
Cuando por prisioneros de guerra se supo que su avión era reconocido por los aviadores aliados, los otros miembros de su escuadrilla, la Jasta 11, quisieron compartir el color con él. El Barón conservó el monopolio del rojo y sus camaradas volaban en aviones rojos con alguna variante. Su hermano volaba un avión rojo con una raya amarilla, el de Schaefer era rojo con la cola negra en tanto que el de Allmenröder era rojo con la cola negra. A la distancia parecían todos rojos.
Otras escuadrillas adoptaron esquemas similares(con otros colores) y pronto el cielo se transformó en un caleidoscopio de colores.
Más tarde la Jasta 11 se fusionó con otras escuadrillas, formando la JG1, que por su colorido llegó a ser conocida como "El circo volador".
Siempre que era posible, los aviadores de ambos bandos "recapturaban" a sus prisioneros, a los cuales se les brindaba una cena. El aviador derribado brindaba a la salud de su captor. El vencedor encomiaba el valor y habilidad de su enemigo. Entre brindis varios transcurría la noche.
La noche del 13 de abril de 1917 se celebró una de estas cenas en el rancho de la Jasta 11. Uno de los prisioneros ingleses debió ser un rápido analista de carácter, pues se aprovechó de la absoluta falta de sentido del humor de Richtofen hasta el punto de tomarle el pelo.
"Por supuesto el prisionero preguntó por mi avión todo rojo. El mismo no es desconocido ni siquiera por los soldados de las trincheras, quienes lo llaman "el diablo rojo". En la escuadrilla a la que pertenecía el prisionero circulaba el rumor de que el aparato rojo era ocupado por una mujer, una suerte de Juana de Arco alemana. El se sorprendió intensamente cuando le aseguré que la supuesta muchacha estaba en ese momento frente a él. No había tenido intención de hacerme una broma. En realidad estaba convencido que sólo una muchacha podía volar en mi avión pintado de extravagante color rojo."
El campeón del aire no estaba familiarizado con la ironía inglesa.
En diciembre de 1983 concluyó la dictadura militar que había dado comienzo en marzo de 1976. La guerra contra la subversión había arrojado centenares de muertos y una cantidad desconocida de un nuevo tipo de víctima: los desaparecidos.
Los desaparecidos eran secuestrados en sus casas o incluso en la vía pública por fuerzas que se movían en autos anónimos, sin ningún tipo de identificación. De esta forma pasaban a engrosar la categoría y fantasmal de desaparecidos. Cualquier intento por hallarlos era en vano.
Miles de ciudadanos reclamaban conocer el destino sufrido por estas personas. El 15 de diciembre de 1983 fue creada la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP). Su objeto no era juzgar, sino recoger todas las denuncias sobre la desaparición de personas, confeccionar un padrón de desaparecidos y hacer un informe.
El nacimiento de la Comisión no fue sencillo. Organismos de derechos humanos y el principal partido de la oposición preferían una bicameral en el Congreso. El Gobierno rechazó este mecanismo pues pretendía darle un toque apolítico a la Comisión. Fue presidida por el escritor Ernesto Sabato, y la integraron Gregorio Klimovsky (filósofo), Jaime De Nevares (obispo católico), Magdalena Ruiz Guiñazú (periodista), Marshal Meyer (rabino), Carlos Gattinoni (obispo metodista), Ricardo Colombres (jurista), René Favaloro (cardiólogo, quien renunció al poco tiempo), Hilario Fernández Long (ex vicerrector de la Universidad de Buenos Aires) y Eduardo Rabossi (jurista). Se crearon cinco secretarías, a cargo de Graciela Fernández Meijide, Daniel Salvador, Raúl Aragón, Alberto Mansur y Leopoldo Sigueira.
Hace veinte años, el 20 de setiembre de 1984, la comisión entregó su informe, el cual llegó a ser conocido como "Nunca más". En el se registran 8.961 casos de desapariciones, la existencia de 340 centros clandestinos de detención, y el nombre de unos 1.500 integrantes de las fuerzas de seguridad involucrados en esas denuncias. Pero aún más importante, en el informe se documenta una metodología, una organización extendida a todo el país, lo que nos dice que se trató de un plan de un Estado que con toda impunidad torturaba y mataba, y no de "excesos" de sus integrantes. Con el tiempo pudo comprobarse que el sistema conocía sus orígenes en la guerra de Argelia, donde algunos militares de nuestro país fueron como observadores.
Las FFAA que tomaron el poder para salvarnos de la "guerrilla apátrida" terminaron convirtiéndose en algo mucho peor que aquello a lo que querían combatir.
El "Nunca más" es un libro que todos deberíamos leer al menos una vez. Duro, pues habla del horror de la represión sin ahorrar detalles, nos deja una lección que no debemos olvidar. Como dice en el último párrafo de su prefacio:
"Las grandes calamidades son siempre aleccionadoras, y sin duda el más terrible drama que en toda su historia sufrió la Nación durante el periodo que duró la dictadura militar iniciada en marzo de 1976 servirá para hacernos comprender que únicamente la democracia es capaz de preservar a un pueblo de semejante horror, que sólo ella puede mantener y salvar los sagrados y esenciales derechos de la criatura humana. Unicamente así podremos estar seguros de que NUNCA MÁS en nuestra patria se repetirán hechos que nos han hecho trágicamente famosos en el mundo civilizado".
En 1923, luego de su victoria en el circuito de Salvio, Rávena, el corredor Enzo Ferrari conoció al conde Enrico Baracca. Su esposa, la condesa Paolina Biancoli, le hizo un pedido muy especial: que el símbolo de la escudería Ferrari fuese el emblema que usara su difunto hijo, Francesco Baracca. Enzo Ferrari accedió. En ese momento Ferrari corría para Alfa Romeo, que ya tenía logo. No fue hasta 1932 que el cavallino rampante se convirtió en el emblema de la escudería, siendo hoy el símbolo de una de las marcas de autos más conocidas del mundo.
Pero, ¿quién fue Francesco Baracca?
Nació en 1888. Pese a la oposición de sus padres, abrazó la carrera militar, donde escogió el arma de caballería.
Como muchos de su época, se sintió atraído por las extrañas máquinas que surcaban el aire, y en 1812 fue enviado a Francia para hacer el curso de piloto militar.
Cuando Italia ingresó en la Primera Guerra Mundial, Baracca era un experto piloto de caza de la escuadrilla 70. El 17 de abril de 1916 logró su primera victoria, un avión de reconocimiento austríaco al que obligó a aterrizar; inmediatamente aterrizó a su lado para estrechar la mano del piloto derribado, tal cual era la costumbre de la época. El 25 de noviembre se adjudicó su quinta victoria, lo cual lo convertió en un as.
En esta época hizo pintar en su avión un emblema personal, el famoso cavallino rampante, en honor al arma de la cual provenía. En la actualidad es usado por el 4º y 9º Stormo de la Regia Aeronautica.
En mayo de 1917, con su décima victoria le llegó el pase a la escuadrilla 91, que estaba equipada con los novísimos SPAD S VII, la cual sería conocida como "escuadrilla de ases".
El 25 de octubre obtuvo una victoria doble, pero a su vez se vio obligado a un aterrizaje forzoso. Por ese entonces contaba con casi treinta victorias, y era el máximo as de la aviación italiana, habiendo sido condecorado en numerosas oportunidades.
El Alto Mando, temiendo que fuese derribado, decidió a fines de 1917 alejarlo del frente, para participar en las pruebas del nuevo monoplaza SVA.
En marzo de 1918 retornó a la escuadrilla 91. El 15 de junio obtuvo su trigesimo cuarta y última victoria. El 19, la escuadrilla realizó una misión de ataque a tierra. A causa de la fuerte reacción antiaérea, la escuadrilla perdió el contacto con su comandante, el Mayor Francesco Baracca, quien no regresó de la misión.
A Vero, por los 400.
No me interesó jamás la insidia ni la calumnia cuando ellos desataron sus lenguas contra una débil mujer argentina. Al contrario, me alegre íntimamente, porque yo, mi general, quise que mi pecho fuera escudo para que los ataques, en lugar de ir a vos, llegaran a mí. Pero nunca me dejé engañar. Los que me atacan a mí no es por mí, mi general, es por vos. Es que son tan traidores, tan cobardes que no quieren decir que no lo quieren a Perón. No es a Eva Perón a quien atacan: es a Perón.
A ellos les duele que Eva Perón se haya dedicado al pueblo argentino; a ellos les duele que Eva Perón, en lugar de dedicarse a fiestas oligárquicas, haya dedicado las horas, las noches y los días a mitigar dolores y restañar heridas.
Eva Perón.
Discurso de Renunciamiento.
22 de agosto de 1951.
En un acto celebrado en la avenida 9 de Julio, Eva Perón renunció a la candidatura a la vicepresidencia de la Nación. Un irreversible cáncer la acechaba. Finalmente la muerte la encontraría el 26 de julio de 1952, a los 33 años.
Pueden escuchar sus discursos.
En estos sitios encontrarán fragmentos de sus escritos, fotos y un excelente artículo sobre Evita en la literatura hispana.
El 14 de junio de 1982 la guarnición de Puerto Argentino se rendía, culminando así la aventura bélica de una dictadura en decadencia.
Muchas historias se han contado acerca de esta guerra. Pero la que más me conmovió es la que sigue.
El 21 de mayo las fuerzas inglesas desembarcaron en San Carlos. A pocos kilómetros de allí, pero en la isla occidental, había una numerosa guarnición en Puerto Howard. Con el objeto de observar la cabeza de playa se ordenó al destacamento del batallón 601 de comandos organizar misiones de patrullaje.
El 10 de junio el entonces teniente Martiniano Duarte encabezaba una patrulla de cuatro hombres cuando repentinamente escucharon voces hablando en inglés. Pensó en tirar granadas, aprovechando la sorpresa pero podían ser soldados... o podían ser nativos de las islas. Momentos después apareció uno de los ingleses, de uniforme y portando un arma. Se habían topado con una sección del SAS (comandos ingleses).
Duarte le intimó la rendición. El inglés respondió disparando. Se generó un vivo intercambio de disparos. Uno de los ingleses resultó muerto, y el restante decidió rendirse.
El capitán John Hamilton fue trasladado a la guarnición de Puerto Howard, donde fue enterrado con honores militares.
Días después, el prisionero era Duarte. Duarte le contó a un oficial inglés que habían inhumado a Hamilton, elogiando su valentía al caer defendiendo a un compañero. Gracias a este informe Hamilton fue condecorado con la Military Cross y su familia pudo conocer su destino.
Veinte años después la viuda de Hamilton sintió la necesidad de encontrarse con el hombre que había testimoniado la bravura de su esposo.
Borges decía que cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta de un solo momento; el momento en que el hombre sabe para siempre quién es. Tal vez el momento de Duarte fue durante ese breve combate. O cuando decidió relatar el destino de Hamilton, entendiendo que detrás de su enemigo seguramente habría una familia, padres, seres amados que merecían conocer su suerte.
Esta historia habla de valor, de gallardía. No solo de Duarte; también de la esposa de Hamilton, quien tantos años después sintió la necesidad de agradecerle su testimonio. Habla de las heridas que genera toda guerra, y la necesidad imperiosa de cerrarlas.
Según Duarte "para mí, ese encuentro con la viuda del capitán Hamilton cerró un círculo. Tuvo mucho más de sentimental que de racional. Con los años, de todo ese muestrario de miserias que es una guerra, a sus hijos, a los míos, lo único que les va a quedar es eso: las buenas acciones, los buenos sentimientos".
Prefiero que existan oficiales capaces de hacer este tipo de síntesis de lo que fue la guerra y no otros que planeen como hacerlo mejor la próxima.
Si para los gobernantes fuese posible encontrar una forma de vida mejor que aferrarse a sus cargos, entonces el verdadero gobierno sería posible. Pues sólo de este modo gobernarían los verdadaremente ricos, no en oro, sino en la abundancia que da una vida de felicidad y sabiduría.
Platón.
La República (libro VII).
Imagen:
Rafael, "La escuela de Atenas"
Fresco
Salón de la Signatura, Vaticano.
Luego de la revolución de Octubre de 1917, el régimen bolchevique era amenazado por varios factores. Teniendo Rusia un territorio tan amplio, aún quedaban grandes bolsones de resistencia de fuerzas zaristas. En el exterior, millones de emigrados soñaban con restablecer el régimen. Por si esto fuese poco, muchos gobiernos extranjeros veían negativamente el establecimiento de un gobierno comunista, el cual no fue reconocido por las principales potencias.
A Felix Dzerzhinsky se le encargó la tarea de organizar el servicio secreto. Durante algún tiempo elaboró un plan que le permitiera lidiar contra las múltiples amenazas que se cernían sobre la revolución.
El plan fue presentado a Lenin. Al aprobarlo, pronunció su famosa frase:
"Los occidentales piensan lo que quieren creer. Les daremos lo que quieren pensar"
El Trust estaba en marcha.
¿Cómo controlar a la gran cantidad de grupos de emigrados contrarios a la revolución?. ¿Cómo convencer a las potencias de no atacar?. Tan solo si pudieran darle a Occidente la imagen de un comunismo caótico, desorganizado y pronto a caer . . .
A Dzerzhinsky se le ocurrió una idea genial. Crear una falsa organización para derrocar al régimen bolchevique que tomase contacto con las organizaciones disidentes y de este modo controlar sus actividades. Esta organización fue conocida como el Trust, ya que se enmascaraba como una organización de intercambio comercial.
El Trust tuvo un éxito completo.
Convenció a las potencias extranjeras (cuyas tropas permanecieron en Siberia hasta 1922) de no atacar al gobierno soviético, porque eso lo harían las fuerzas internas.
Atrajo el apoyo de los grupos de emigrados soviéticos y, a través de ellos, a los servicios de inteligencia occidentales. Todos querían anotarse un poroto pronosticando a sus gobiernos la pronta caída del comunismo.
Neutralizó la mayor parte de la actividad de los emigrados y la inteligencia hostil. Convenció a varios de sus líderes de celebrar reuniones con la supuesta resistencia dentro de Rusia... reuniones de las cuales nadie volvía, como Sidney Reilly (el famoso "as de espías").
Para mediados de la década del 20, las fuerzas blancas habían sido vencidas y las potencias extranjeras habían abandonado Rusia.
Dzerzhinsky resolvió terminar con el Trust. Pero para esto, dejó filtrar a los servicios de inteligencia Occidentales la verdad acerca de la organización. Con esto, logró desacreditar por completo a los movimientos de emigrados. ¿Cómo confiar en ellos, si estaban infestados de espías soviéticos?.
En 1926 Francia y Gran Bretaña reconocieron al régimen comunista y firmaron sendos tratados comerciales. La revolución de Octubre había triunfado.
Luego del atentado del 11 de Septiembre el pueblo norteamericano necesitaba imperiosamente un culpable. Sus servicios de inteligencia se los dieron, primero con Bin Laden y los talibanes, luego con Irak y sus armas de destrucción masiva.
Aquel que opine que los norteamericanos piensan lo que quieren creer y Bush les dió lo que querían pensar, está muy equivocado. Aunque pensándolo bien...
Oswald Mosley, político británico, nació en 1896. Recién vuelto de la Primera Guerra Mundial, veía la crítica situación de su país después del conflicto. Miles y miles de soldados regresaban a su país para encontrarse que no tenían donde trabajar.
Resuelto a cambiar estas condiciones se presentó a las elecciones de 1918 como candidato por el partido Conservador y resultó electo, convirtiéndose en el miembro más joven de la Cámara de los Comunes.
Disconforme con la ideología de su partido, resolvió cambiarse al bando del Laborismo. Joven, capaz, excelente orador, rapidamente escaló posiciones hasta llegar al consejo de ministros. En 1930, luego de una lucha interna se vio obligado a renunciar. Sin darse por vencido, fundó su propio partido, el Partido Nuevo. Su fracaso en las siguientes elecciones dictó su disolución.
En 1932 viajó a Italia para entrevistarse con Benito Mussolini. Este encuentro le cambió la vida.
Volvió enfervorizado, lleno de ideas y dinero... para fundar la Unión de Fascistas Británicos, su nueva causa.
Usaban un uniforme negro(similares a los que usa Bob Geldorf en la película The Wall) y organizaban marchas al estilo de los fascistas italianos.
En un principio fueron anticomunistas y proteccionistas. Al calor de la Gran Depresión, en un principio gozaron de cierta popularidad. Llegaron a tener 50000 afiliados y un fuerte apoyo de cierto sector de la prensa.
Hacia 1935 el partido había tomado un sesgo abiertamente antisemita. Organizaban violentas marchas, las que a veces terminaban en verdaderas batallas campales. Su falta de éxito electoral volvió al partido más radical y violento, perdiendo a muchos de sus afiliados y el apoyo de la prensa.
En 1936 el gobierno prohibió el uso de uniformes políticos y le dió al Ministro del Interior la facultad de prohibir marchas, lo cual limitó seriamente las actividades del partido.
Ese mismo año contrajo matrimonio en Alemania, en la casa de Joseph Goebbels. Adolf Hitler fue uno de los únicos seis testigos de la ceremonia.
En 1940, como consecuencia de las actividades de Vidkun Quisling en la Noruega ocupada, el gobierno inglés emitió un decreto que le daba al Ministro del Interior la facultad de encarcelar sin juicio previo a cualquier persona que pusiese en peligro la seguridad del reino. Mosley y más de 700 de sus secuaces fueron internados por el resto de la guerra.
Sus reiterados intentos por volver a la política fueron un fracaso. Sin embargo, sus partidarios siguen organizados... no solo en Inglaterra.
Esto demuestra que, pese a todo el horror vivido, pese a todas las muertes, ellos están ahí, expectantes, esperando la hora del ansiado regreso.
En Octubre de 1925 el Servicio de Contraespionaje inglés (MI5) interceptó una carta supuestamente escrita por Gregory Zinoviev, por entonces líder del Comintern, dirigida al Partido Comunista de Gran Bretaña. En esta, los instaba a promover la revolución a través de actos sediciosos.
La carta fue tomada como genuina y puesta en conocimiento del Primer Ministro, el laborista Ramsay MacDonald por el jefe del MI5, Vernon Kell. Se acordó mantenerla en secreto ante la inminencia de las elecciones. Sin embargo, de alguna forma llegó a manos de los medios de prensa, quienes la publicaron en primera plana cuatro días antes de las elecciones generales de 1924.
Huelga decir que a raíz del escándalo el gobierno perdió las elecciones a manos del partido conservador, terminando así la primera experiencia de gobierno del laborismo en Gran Bretaña.
Pero...
Después de las elecciones, se supo que la filtración a la prensa no era casual, y se culpó a varios agentes del MI5, entre ellos Sidney Reilly (cuyo papel fue interpretado por Sam Neill en la miniserie "As de espías").
En 1924 el gobierno conservador perdió el voto de confianza en la Cámara de los Comunes. El rey Jorge V llamó a formar gobierno al líder del Partido Laborista, que por primera vez en la historia de Gran Bretaña formó gabinete. Asumió como primer ministro y ministro de relaciones exteriores el presidente del partido, Ramsay Mac Donald.
El laborismo intentó normalizar las relaciones exteriores con la Unión Soviética, que habían sido interrumpidas luego de la revolución bolchevique. Se firmó un tratado de comercio anglo-soviético. Esto fue muy resistido por sectores conservadores y liberales, quienes forzaron el llamado a elecciones generales.
En vísperas de estas, sectores de la comunidad de inteligencia descontentos con el gobierno, en especial los rusos blancos(contrarevolucionarios), urdieron un plan para sacar al laborismo del gobierno. La carta en sí fue una falsificación y la filtración al diario conservador "Daily Mail" fue parte del plan.
Todos los intentos del gobierno por poner en duda la autenticidad de la carta fallaron y el partido Conservador ganó las elecciones. Este no ratificó el pacto firmado por el Laborismo.
Cualquier parecido con los informes de la CIA sobre armas de destrucción masiva **no** es pura coincidencia.