El tiempo es la sustancia de la que estoy hecho.
El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río;
es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre;
es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego.
El mundo, desgraciadamente es real; yo desgraciadamente soy Borges.
Jorge Luis Borges
Nueva refutación del tiempo
Otras inquisiciones
Imagen: Claude Monet, Impresión(1872)
Oleo sobre lienzo(48 x 63cm). Museo Marmottan, París
Quien no conoce nada, no ama nada. Quien no puede hacer nada, no comprende nada. Quien nada comprende, nada vale. Pero quien comprende también ama, observa, ve...
Cuanto mayor es el conocimiento inherente a una cosa, más grande es el amor...
Quien cree que todas las frutas maduran al mismo tiempo que las frutillas nada sabe acerca de las uvas.
Paracelso
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Supongamos al hombre como hombre y su relación con el mundo en su aspecto humano, y podremos intercambiar amor solo por amor, confianza por confianza, etc. Si se quiere disfrutar del arte se debe poseer una formación artística; si se desea tener influencia sobre otra gente, se debe ser capaz de ejercer una influencia estimulante y alentadora sobre la gente.
Cada una de nuestras relaciones con el hombre y con la naturaleza debe ser una expresión definida de nuestra vida real, individual, correspondiente al objeto de nuestra voluntad. Si amamos sin producir amor, si por medio de una expresión de vida como personas que amamos, no nos convertimos en personas amadas, entonces nuestro amor es impotente, es una desgracia.
Karl Marx
Nationalokonomie und Philosophie
Yo no tengo una personalidad; yo soy un cocktail, un conglomerado, una manifestación de personalidades. En mi, la personalidad es una especie de forunculosis animica en estado crónico de erupción; no pasa media hora sin que me nazca una nueva personalidad. Desde que estoy conmigo mismo, es tal la aglomeración de las que me rodean, que mi casa parece el consultorio de una quiromántica de moda. Hay personalidades en todas partes: en el vestíbulo, en el corredor, en la cocina, hasta en el W. C. ¡Imposible lograr un momento de tregua, de descanso! ¡Imposible saber cuál es la verdadera! Aunque me veo forzado a convivir en la promiscuidad más absoluta con todas ellas, no me convenzo de que me pertenezcan. ¿Qué clase de contacto pueden tener conmigo - me pregunto - todas estas personalidades inconfesabIes, que harían ruborizar a un carnicero?
¿Habré de permitir que se me identifique, por ejemplo, con este pederasta marchito que no tuvo ni el coraje de realizarse, o con este cretinoide cuya sonrisa es capaz de congelar una locomotora? El hecho de que se hospeden en mi cuerpo es suficiente, sin embargo para enfermarse de indignación. Ya que no puedo ignorar su existencia, quisiera obligarlas a que se oculten en los repliegues mís profundos de mi cerebro. Pero son de una petulancia... de un egoísmo... de una falta de tacto... Hasta las personalidades más insignificantes se dan unos aires de trasatlántico. Todas, sin ninguna clase de excepción, se consideran con derecho a manifestar un desprecio olímpico por las otras, y naturalmente, hay peleas, conflictos de toda especie, discusiones que no terminan nunca. En vez de contemporizar, ya que tienen que vivir juntas, ¡pues no señor!, cada una pretende imponer su voluntad, sin tomar en cuenta las opiniones y los gustos de las demás. Si alguna tiene una ocurrencia, que me hace reír a carcajadas, en el acto sale cualquier otra, proponiéndome un paseíto al cementerio. Ni bien aquélla desea que me acueste con todas las mujeres de la ciudad, ésta se empeña en demostrarme las ventajas de la abstinencia, y mientras una abusa de la noche y no me deja dormir hasta la madrugada, la otra me despierta con el amanecer y exige que me levante junto con las gallinas. Mi vida resulta así una preñez de posibilidades que no se realizan nunca, una explosión de fuerzas encontradas que se entrechocan y se destruyen mutuamente. El hecho de tomar la menor determinación me cuesta un tal cúmulo de dificultades, antes de cometer el acto más insignificante necesito poner tantas personalidades de acuerdo, que prefiero renunciar a cualquier cosa y esperar que se extenúen discutiendo lo que han de hacer con mi persona, para tener, al menos, la satisfacción de mandarlas a todas juntas a la mierda.
Oliverio Girondo
Espantapájaros (al alcance de todos)
Capítulo 8
A vos, que cuando nos quedamos con uno menos pensaste que estabamos al horno.
A vos, que con el primer gol empezaste a festejar como si el partido hubiese terminado.
A vos, que cuando entró Salas te preparaste para la goleada.
A vos, que festejaste ese segundo gol cual definición de mundial.
¿Qué te pensabas?. ¿Que ir a Japón es fácil?. ¿Que es para cualquiera?.
¿Te das cuenta que una vez más te sacamos de la Libertadores?.
¿Te das cuenta que el domingo pueden salir campeones del torneo local, pero eso no le importa a nadie?.
Sí, a nadie, ni siquiera a ustedes.
Once Caldas, ¡vamos por ustedes!.
¡Honremos y reverenciemos el sueño! ¡Eso es lo primero! ¡Y evitad a todos los que duermen mal o velan por la noche!
Incluso el ladrón siente pudor ante el dormir: siempre roba a hurtadillas y en silencio por la noche. En cambio el vigilante nocturno carece de pudor, sin pudor alguno vagabundea con su trompeta.
Dormir no es cosa fácil: para ello, se necesita haber estado bien despierto el día entero.
Diez veces deberás superarte a ti mismo durante el día: esto te hará llegar a la noche fatigado y esa fatiga es el mejor opio para el alma.
Diez veces deberás reconciliarte contigo mismo; pues la superación es amarga, y mal duerme el que no se ha reconciliado.
Diez verdades deberás descubrir durante el día: de otro modo, seguirás buscando la verdad durante la noche, y tu alma quedará hambrienta.
Diez veces deberás reír durante el día: de lo contrario, el estómago, ese padre de la tribulación, te molestará durante la noche.
Pocos saben esto: pero es necesario tener todas las virtudes si se quiere dormir bien.
¿Diré falso testimonio? ¿Cometeré adulterio?. ¿Me dejaré llevar a desear la mujer de mi prójimo?. Todo esto se avendría mal con el buen dormir.
Y aunque se tengan todas las virtudes, es necesario entender aún de una cosa: de mandar a dormir a tiempo a las virtudes mismas.
¡Para que no disputen entre sí esas lindas mujercitas! ¡Y que no lo hagan sobre tí, desventurado!
Paz con Dios y con el vecino: así lo quiere el buen dormir. ¡Y paz incluso con el demonio del vecino! De lo contrario, rondará en tu casa por la noche.
...
No quiero muchos honores, ni grandes tesoros: eso inflama el bazo. Pero se duerme mal sin un buen nombre y un pequeño tesoro.
Friedrich Nietzsche
Así habló Zarathustra
(De las cátedras de virtud)
Imagen: Edvard Munch
Friedrich Nietzche(1905).
Óleo y témpera sobre lienzo (200 x 130 cm)
Museo Munch, Oslo.
El 14 de junio de 1982 la guarnición de Puerto Argentino se rendía, culminando así la aventura bélica de una dictadura en decadencia.
Muchas historias se han contado acerca de esta guerra. Pero la que más me conmovió es la que sigue.
El 21 de mayo las fuerzas inglesas desembarcaron en San Carlos. A pocos kilómetros de allí, pero en la isla occidental, había una numerosa guarnición en Puerto Howard. Con el objeto de observar la cabeza de playa se ordenó al destacamento del batallón 601 de comandos organizar misiones de patrullaje.
El 10 de junio el entonces teniente Martiniano Duarte encabezaba una patrulla de cuatro hombres cuando repentinamente escucharon voces hablando en inglés. Pensó en tirar granadas, aprovechando la sorpresa pero podían ser soldados... o podían ser nativos de las islas. Momentos después apareció uno de los ingleses, de uniforme y portando un arma. Se habían topado con una sección del SAS (comandos ingleses).
Duarte le intimó la rendición. El inglés respondió disparando. Se generó un vivo intercambio de disparos. Uno de los ingleses resultó muerto, y el restante decidió rendirse.
El capitán John Hamilton fue trasladado a la guarnición de Puerto Howard, donde fue enterrado con honores militares.
Días después, el prisionero era Duarte. Duarte le contó a un oficial inglés que habían inhumado a Hamilton, elogiando su valentía al caer defendiendo a un compañero. Gracias a este informe Hamilton fue condecorado con la Military Cross y su familia pudo conocer su destino.
Veinte años después la viuda de Hamilton sintió la necesidad de encontrarse con el hombre que había testimoniado la bravura de su esposo.
Borges decía que cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta de un solo momento; el momento en que el hombre sabe para siempre quién es. Tal vez el momento de Duarte fue durante ese breve combate. O cuando decidió relatar el destino de Hamilton, entendiendo que detrás de su enemigo seguramente habría una familia, padres, seres amados que merecían conocer su suerte.
Esta historia habla de valor, de gallardía. No solo de Duarte; también de la esposa de Hamilton, quien tantos años después sintió la necesidad de agradecerle su testimonio. Habla de las heridas que genera toda guerra, y la necesidad imperiosa de cerrarlas.
Según Duarte "para mí, ese encuentro con la viuda del capitán Hamilton cerró un círculo. Tuvo mucho más de sentimental que de racional. Con los años, de todo ese muestrario de miserias que es una guerra, a sus hijos, a los míos, lo único que les va a quedar es eso: las buenas acciones, los buenos sentimientos".
Prefiero que existan oficiales capaces de hacer este tipo de síntesis de lo que fue la guerra y no otros que planeen como hacerlo mejor la próxima.
¿Qué le da una persona a otra?. Da de sí misma, de lo más precioso que tiene, de su propia vida. Ello no significa necesariamente que sacrifica su vida por la otra, sino que da de lo que está vivo en el (da de su alegría, de su interés, de su comprensión, de su conocimiento, de su humor, de su tristeza), de todas las manifestaciones de lo que está vivo en el. Al dar así de su vida, enriquece a la otra persona, realza el sentimiento de vida de la otra al exaltar el suyo. No da con el fin de recibir; dar es de por sí una dicha exquisita.
Pero, al dar, no puede dejar de llevar a la vida algo en la otra persona, y eso que nace a la vida se refleja a su vez sobre ella; cuando da verdaderamente, no puede dejar de recibir lo que se da en cambio. Dar implica hacer de la otra persona un dador, y ambas comparten la alegría de lo que han creado.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fria plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las estrellas la estan mirando
y ella no puede mirarlas.
Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen como el pez en la sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduno,
eriza sus pitas agrias.
Pero,¿ quien vendra? y por¿ donde...?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando la mar amarga.
Compadre, quiero cambiar
mi caballo por tu casa,
mi montura por tu espejo,
mi cuchillo por tu manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los puertos de Cabra.
Si yo pudiera, mocito,
este trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo.
Ni mi casa es ya mi casa.
Compadre, quiero morir
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sabanas en volanda.
No veis la herida que tengo
desde el pecho a la garganta
Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo.
Ni mi casa es ya mi casa.
Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
dejadme subir!, dejadme
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.
Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lagrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panaderos de cristal.
herian la madrugada.
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento, dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
Compadre!¿ Donde esta?, dime
¿Donde esta tu niña amarga?
Cuantas veces te espero!
Cuantas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!
Sobre el rostro del aljibe,
se mecia la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fria plata.
Un carambano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche se puso intima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.
Federico García Lorca
Romance sonámbulo
Romancero gitano (1928)
Imagen: La ola verde (1867)
Claude Monet
Oleo sobre tela (48.6 x 64.8 cm)
Museo metropolitano de arte, Nueva York.
Si para los gobernantes fuese posible encontrar una forma de vida mejor que aferrarse a sus cargos, entonces el verdadero gobierno sería posible. Pues sólo de este modo gobernarían los verdadaremente ricos, no en oro, sino en la abundancia que da una vida de felicidad y sabiduría.
Platón.
La República (libro VII).
Imagen:
Rafael, "La escuela de Atenas"
Fresco
Salón de la Signatura, Vaticano.
Al formular cualquier filosofía, la primera consideración siempre debe ser: ¿Qué podemos saber?. Es decir, qué podemos estar seguros de saber, o seguros de que sabemos que sabíamos, si realmente es de algún modo "cognoscible". ¿O lo habremos olvidado todo y tenemos demasiada vergüenza de decir algo?. Descartes insinuó el problema cuando escribió: "Mi mente jamás puede conocer mi cuerpo, aunque se ha hecho bastante amiga de mis piernas". Por "cognoscible", dicho sea de paso, no quiero decir aquello que puede ser conocido por medio de la percepción de los sentidos o que puede ser comprendido por la mente, sino más bien aquello que puede decirse que es Conocido o que posee un Conocimiento o una Conocibilidad, o algo que al menos puedas mencionar a un amigo.
¿Podemos en realidad "conocer" el Universo?. Dios santo, no perderse en el barrio chino ya es bastante difícil. Sin embargo el asunto es el siguiente: ¿Habrá algo allá afuera?. ¿Y por qué?. ¿Por qué tendrán que hacer tanto ruido?. Por último, no cabe duda de que la característica de la "realidad" es que carece de esencia. Esto no quiere decir que no tenga esencia, sino simplemente que carece de ella (la realidad a la que me refiero es la misma que describió Hobbes, pero un poco más pequeña). Por lo tanto, el dictum cartesiano, "pienso, luego existo" podría expresarse mejor por "allí va Edna con el saxofón!". Así pues, para conocer una sustancia o una idea, debemos dudar de ella y así, al dudar, llegamos a percibir las cualidades que posee en su estado infinito, que están en, o son realmente "la misma cosa", o "de la cosa en sí", o de algo, o de nada. Si esto está claro, podemos dejar por el momento la epistemología.
Epistemología: ¿es "cognoscible" el conocimiento?. De no ser así, ¿cómo podemos saberlo?.
Woody Allen
Cómo acabar de una vez por todas con la cultura.
Para acabar con la filosofía
Imagen:
El pensador, Auguste Rodin
Escultura en Bronce (1882).
Plaza del Congreso, Buenos Aires.